Saturday, July 15, 2006

CONSULTANTE 27, Esther: “No sé qué locura es ésta…”

Querida Doctora: Usted pensará que estoy loca. Hace quince días, tenía mi autoestima por el piso y toda dieta que empezaba, la dejaba. Nunca me había ocurrido algo semejante. Una voz en el teléfono me pidió que lo volviera a llamar y así, jugando, entré a llamarlo todos los días. Él tiene treinta y dos años y yo le dije que tengo sólo cuarenta y dos. No le hablé de mis cincuenta que tanto me pesan. Podría ser mi hijo. Tengo como una locura, cuando llego de trabajar hablo con él y sueño ser joven. Le cuento que me estoy cuidando y en dos semanas bajé cinco kilos. No sé qué hacer. Sé que si le digo la verdad nunca más me hablará: le dije que tengo dos hijos y que estoy separada. Vivo plenamente este “cuento” y me siento feliz y a la vez temerosa. Él es separado y tiene un niño de diez años.
¿Qué puedo hacer para no perderlo? Me da vergüenza pero me sonrojo como una adolescente. Desde ya espero su contestación. Muchas gracias, Esther.


Estimada Esther: no me queda claro su planteo. Los datos suyos que dispongo hablan de dificultades para asumir su condición de abuela y de problemas para adelgazar. Me dijo, además, que tiene cincuenta años y me habla de la relación con su marido.
No entiendo lo de ahora. ¿Encontró un novio telefónico, de 32, que cree que usted tiene 42? Por favor, vuelva a escribirme si lo desea, aclarándome sus últimos movimientos. Me alegro de su resultado en la obesidad. el estímulo de esta persona evidentemente es eficaz. Saludos, Graciela Berchesi.

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